Liverpool y Everton. Everton y Liverpool. Un partido con sabor a clásico, con sabor a derbi, con sabor a dos equipos ganadores que no están viviendo esta temporada un año mágico ni mucho menos perfecto. 'Reds' y 'toffees' llegaron al encuentro entre los dos equipos de la ciudad del Mersey perdidos en la lejanía y fuera, de momento, de toda lucha por plazas europeas, estando a tan sólo, a las tres de la tarde, a cinco puntos del descenso.
Pero un Liverpool - Everton no entiende de posiciones ni de puntos. Sólo entiende de pasiones. De la pasión de dos aficiones, de la pasión que siempre se vive en Anfield y que no ha sido diferente en esta ocasión, de la pasión de los futbolistas cuando saltan al campo.
Y esa pasión se hizo notar desde el momento en que el árbitro hizo sonar el silbato. No tuvo que pasar ni un minuto para que Fernando Torres pusiera a prueba a la zaga del Everton y a Howard. Vibrante, ágil y con ocasiones para ambos equipos, pero poco a poco se iba viendo que el Everton aflojaba y que el Liverpool le metía una marcha más que su rival.
El poste detiene lo que hubiera sido un precioso gol de TorresLos 'toffees', apoyados en la gran fortaleza del mediocento Fellaini, basaron su fútbol ofensivo en la primera mitad en las jugadas a balón parado (este belga es un dominador nato del aire), y en las jugadas aéreas. Arteta estaba perdido y la rapidez del Liverpool se imponía.
En esa imprecisión veloz del Liverpool, Torres se marcaba los pocos detalles de clase de un encuentro muy competido. El madrileño hizo una espectacular jugada por potencia contra Distin y por calidad ante Heitinga (el holandés perdió su cintura ahí) y ajustó su disparo al segundo palo de la meta de Howard. Tan ajustado fue, que el poste evitó el más que merecido tanto del español.
Pero el equipo de Dalglish estaba cada vez más en terreno enemigo. La mitad de cancha del Everton era el escenario del encuentro y el gol se veía venir. Parecía que sería Kuyt, que tuvo dos balones a bocajarro, pero Howard evitó el tanto del holandés. No así el de Meireles, que se estrena esta temporada como goleador. El luso aprovechó un rechace a una de las invervenciones de Howard a los disparos de Kuyt para poner el 1-0, el merecido 1-0.
'Poción mágica' para el Everton en el descanso
El Everton seguía a lo suyo y el descanso llegó. No se sabe muy bien qué les dirían a los futbolistas en el vestuario, pero parecían al salir a disputar la segunda parte que Axtérix les había dado poción mágica. El Everton puso 10 marchas más a su fútbol y pasó lo que pasó.
El Everton seguía a lo suyo y el descanso llegó. No se sabe muy bien qué les dirían a los futbolistas en el vestuario, pero parecían al salir a disputar la segunda parte que Axtérix les había dado poción mágica. El Everton puso 10 marchas más a su fútbol y pasó lo que pasó.
Con Kyrgiakos en el campo, el Liverpool nos enseñó a todos cómo tirar una renta de 1-0 en ocho minutos. El primero, cómo no, a balón parado. Distin envió con un cabezazo el balón dentro de la meta de Reina, que aún no se sabe bien qué intentó hacer con su salida. El Everton sacó premio por fin de las peligrosas jugadas aéreas que tanto miedo dieron a la grada de Anfield en los primeros 45 minutos.
Así que era cuestión de tiempo. Beckford, que no había tenido ni una ocasión clara en la primera parte... ya que casi ni había tocado la bola, se encontró con una pelota dentro del área en el punto de penalti y batió a Reina con calma y con la precisión de un reloj suizo.En el segundo la moral y la autoconfianza del Liverpool hicieron el resto. Cuando un equipo que debería luchar por puestos Champions ve que está a cinco puntos del descenso, y además ve como le empatan en el segundo 47 de la primera mitad, se hunde moralmente. El Everton olió la sangre y se dedicó a presionar arriba y a acorralar en el área a los 'reds'.
Pero ya que hablamos de penaltis, para penalti el que salvó al Liverpool de morir ahogado en un partido en el que había visto la orilla muy de cerca pero que dejó de ver en ocho minutos. Howard desvirtuó su gran actuación de la segunda mitad cometiendo una pena máxima tan clara como absurda, muy parecida por cierto a la que aquí no se pitó de Valdés a Cristiano, que Kuyt convirtió en el 2-2 definitivo.
La grada de Anfield disfrutó de un gran espectáculo de su equipo, pero también del contrario. Kenny Dalglish sigue sin conocer la victoria desde que se hizo cargo del Liverpool y los 'reds' siguen estando lejos, muy lejos, de zonas europeas. Igual de lejos que el Everton, ya que tanto uno como otro siguen empatados a 26 puntos en una temporada que seguro no pasará a la historia de ambos... a menos que desciendan, ya que tienen más cerca la cola que la cabeza de la tabla.Ningún equipo quería perder. Ningún equipo merecía perder y, por ellon, ningún equipo merecía ganar. Y, en una de las pocas veces en que el fútbol es justo, ambos conjuntos empataron. La derrota no la aceptó ninguno de los dos contendientes ni cuando el árbitro pitó el final y, por ello, ningún equipo merecía el castigo de no sumar puntos en su casillero.
Al menos el Everton puede presumir, si es que se puede presumir de algo con la clasificación como está, de no haber perdido esta temporada con su máximo rival de la Premier. Dos a cero en la ida, y dos a dos en la vuelta. El derbi del Mersey de esta campaña se tiñe de color azul.
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