El Borussia Dortmund, líder intratable de la Bundesliga, colocó el mantel, los cubiertos y se preparó para un atracón que no fue tal. El Schalke de Raúl entró en la caldera del Signal Iduna Park para ser cocinado y no acabó chamuscado. Fue inexplicable, pero el equipo de Magath sumó un punto en un partido que pudo perder por tres o cuatro goles. Al Borussia se le hizo la boca agua y el Schalke salió vivo de uno de los estadios más calientes de Europa.El Borussia Dortmund, líder intratable de la Bundesliga, colocó el mantel, los cubiertos y se preparó para un atracón que no fue tal. El Schalke de Raúl entró en la caldera del Signal Iduna Park para ser cocinado y no acabó chamuscado. Fue inexplicable, pero el equipo de Magath sumó un punto en un partido que pudo perder por tres o cuatro goles. Al Borussia se le hizo la boca agua y el Schalke salió vivo de uno de los estadios más calientes de Europa.
La defensa de hojalata del Schalke fue aprovechada por el Borussia, que acosó la portería rival y no marcó ni un simple gol. Las ocasiones acababan siempre igual, con lamentos de los futbolistas del Borussia, que seguirán sin explicarse por qué no ganaron al Schalke.El Dortmund tuvo enemigos en todos los lugares del campo, y eso que jugaba en casa. El primero, Manuel Neuer, un portero gigantesco que jugó con una manguera apagando fuegos. Disparó muchas veces el equipo de Klopp y se topó con el cuerpazo de Neuer, un guardameta de los que no quedan. No gesticula, no vuela, pero la portería se hace más pequeña cuando algún atrevido tiene el valor de mirarle a sus ojos de alemán de toda la vida. Neuer contó con aliados. Sus centrales no le correspondieron, pero para eso ya estaban los palos, que sacaron dos remates locales, uno de Barrios y otro de Götze. La madera colaboró más con su portero que Metzelder, que ya no está para estos trotes. El ex del Madrid volvió a la que fue su casa y se le negó el plato. No se perdona traicionar y ponerse la camiseta del enemigo.
La defensa de hojalata del Schalke fue aprovechada por el Borussia, que acosó la portería rival y no marcó ni un simple gol. Las ocasiones acababan siempre igual, con lamentos de los futbolistas del Borussia, que seguirán sin explicarse por qué no ganaron al Schalke
El Schalke se dedicó a achicar agua durante todo el partido, especialmente en la primera mitad. Annan, refuerzo de invierno, fue titular en un centro del campo que sólo tuvo una misión, colaborar con la resistencia. Raúl y Huntelaar tuvieron el mérito de no resignarse. Jurado y Farfán se encontraron con el balón en su campo, demasiado lejos de una portería, la de Weidenfeller, en la que pudo no haber amo de llaves.
'Der klügste' (El más listo)
El paso por vestuarios no cambió la tendencia, pero una luz se vio por la rendija para el Schalke, que se defendió con todo esperando una ocasión. La opción llegó por obra y gracia de dos españoles, Raúl y Jurado, que fabricaron la única ocasión de su equipo. El 7, más listo que el hambre, sacó rápido una falta y Jurado se topó con el pie de Weidenfeller y, después, con el de Piszczek, que salvó bajo palos. Esa jugada y un remate alto de Farfán dentro del área fue lo que quedó del Schalke, que se marchó vivo a casa cuando pudo volver convertido en cenizas. Las señales del equipo de Magath son preocupantes.
El paso por vestuarios no cambió la tendencia, pero una luz se vio por la rendija para el Schalke, que se defendió con todo esperando una ocasión. La opción llegó por obra y gracia de dos españoles, Raúl y Jurado, que fabricaron la única ocasión de su equipo. El 7, más listo que el hambre, sacó rápido una falta y Jurado se topó con el pie de Weidenfeller y, después, con el de Piszczek, que salvó bajo palos. Esa jugada y un remate alto de Farfán dentro del área fue lo que quedó del Schalke, que se marchó vivo a casa cuando pudo volver convertido en cenizas. Las señales del equipo de Magath son preocupantes.
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