El temor a un supuesto dopaje dejó a Turquía sin su estrella

Muhammet Demir se está quedando sin uñas en este Europeo. El capitán y gran estrella de la selección otomana se lo llevan los demonios viendo desde la grada cómo los suyos las están pasando canutas sobre el césped en Rumanía. Y él sin poder echarles un cable. La razón de que el Pichichi de la fase clasificatoria de todos los grupos -8 goles- no haya disfrutado de un solo minuto en este torneo -y nada hace pensar que vaya a hacerlo frente a España- hay que buscarla en el tratamiento con inyecciones que le practicaron hace menos de un mes en su club, el Gaziantepspor, para acabar con sus reiteradas molestias en la zona lumbar.
La Federación Turca puso en conocimiento de la UEFA el tratamiento que había seguido Demir, gracias al cual ya estaba casi recuperado, nada más llegar a Rumanía. Ante la sorpresa de la expedición otomana, el órgano rector del fútbol europeo les aconsejó que no utilizaran al jugador ya que, en el caso de que le hicieran un control antidopaje, había una mínima posibilidad de que diera positivo.
Aunque se trató de una simple recomendación, Turquía ha optado por no alinear a su figura más relevante, si bien tampoco ha conseguido de la UEFA el permiso para reemplazarlo por otro futbolista, ya que su no inclusión en las convocatorias del seleccionador Kemal Ozdes es una decisión de los propios otomanos.
Curiosamente, la UEFA no hizo ningún control antidopaje en ninguno de los dos encuentros disputados hasta ahora por Turquía, frente a Serbia y Bélgica.
La escuadra de la media luna sabe de la dificultad que entraña el meterle mano al mejor equipo del campeonato hasta la fecha. Tanto es así que Ali Dere, el autor del único tanto que han firmado los otomanos en Rumanía, calificó ayer de "milagro" obtener el billete para semifinales: "Es evidente que necesitamos un milagro para seguir adelante porque España es un equipo excelente, pero nuestra misión es intentarlo y ganarles", dijo.